Podemos definir el teletrabajo como el desarrollo de la actividad laboral mediante el uso de herramientas telemáticas, en cualquier momento y lugar, fuera del emplazamiento habitual. Es imprescindible que para llevar a cabo el trabajo a distancia los empleados tengan acceso a los sistemas necesarios y estén formados para la utilización de los mismos.
En estos últimos tiempos cada vez son más las empresas que apoyan el teletrabajo y lo plantean como una medida más de flexibilidad y conciliación con el trabajador. Por supuesto resulta más factible para unos trabajos que para otros en los que probablemente no podría ser ni siquiera planteable.
Aunque la mayoría de las veces los trabajadores valoran muy positivamente la posibilidad de realizar su trabajo a distancia, hay que tener en cuenta que, pese a las muchas las ventajas tanto para teletrabajador como para empresa, en la práctica también existen desventajas importantes.
A favor destaca para los trabajadores el evitar o reducir los desplazamientos al centro de trabajo con el consiguiente ahorro también económico, el menor estrés ya que el trabajador aparentemente puede marcar su propio ritmo, la facilitación evidente de conciliación laboral y personal o la posibilidad de integración en el marco laboral de personas con discapacidad, entre otros.
Por otro lado, para la empresa las ventajas más interesantes a tener en cuenta, son la motivación del empleado a un coste reducido, menor gasto en alquileres o suministros, menores conflictos entre los trabajadores y sobretodo menor índice de absentismo.
Pero tampoco debemos olvidar inconvenientes para el teletrabajador tales como el riesgo de no desconexión por parte del empleado de su trabajo, la falta de integración con el resto de compañeros que puede repercutir en el trabajo en equipo o la posible desmotivación al sentirse fuera del grupo, entre otros.
Desde la óptica de la empresa, el principal problema es que no existe una regulación específica que cubra todos los aspectos de la figura del teletrabajador con lagunas tan significativas como, por ejemplo, en materia de prevención de riesgos laborales.
Sin duda lo mejor es dar la posibilidad de implantar un sistema mixto en el que se combine el teletrabajo en el cual el trabajador pueda desarrollar su actividad profesional desde su domicilio con días de presencia en el centro de trabajo con la flexibilidad que otorgue cada puesto en concreto puesto que dependerá mucho de las tareas de cada profesional o con el establecimiento de unas normas mínimas de asistencia a la oficina (reuniones periódicas, convenciones, etc.).
Estoy de acuerdo en un sistema mixto. Incluso solo con 1 día a la semana en que fuera teletrabajo y el resto presencial, creo que ya se ganaría bastante