La cultura organizacional establecida por las empresas ha sido desde siempre un tema recurrente en los análisis y los departamentos de recursos humanos. Para algunos, un tema de gran importancia; para otros, un poco ‘trillado’; y para otros, sobrevalorado, que no trasciende demasiado y en el que no hay que invertir más de lo necesario.
Precisamente, este grupo de quienes no se preocupan mucho por la cultura empresarial ha salido a relucir durante la crisis económica de los últimos 10 años, en la que se ha hecho evidente un número significativo de empresas que se enfocaron sólo en los recortes de personal y de gastos para controlar el presupuesto, olvidándose casi por completo de la cultura organizacional y del bienestar dentro de sus organizaciones.
El actual escenario de la globalización acerca mercados, atrae consumo, dota mayores posibilidades de inversión en otras naciones y origina nuevas oportunidades de transferir bienes y servicios a las empresas. Sin embargo, al mismo tiempo, implica tener que invertir en innovación, mantener una alta dosis de creatividad y poseer una cultura corporativa dinámica a partir de un clima laboral positivo. Desde este punto de vista, un ámbito laboral que promueva el desarrollo de las personas, el sentido de pertenencia y el compromiso con las tareas, será siempre un valor agregado para las empresas.
Y es que la productividad, la creatividad, la innovación, la calidad del servicio y el mejor desempeño de los trabajadores, tiene directa relación con el ambiente en el que se desenvuelven. Tanto es así, que una cultura corporativa positiva es esencial en la búsqueda de un buen clima organizacional, en el que los conflictos internos sean vistos como un desacuerdo necesario para el fomento de la creatividad y la innovación.
Por su parte, un clima organizacional negativo es un virus que corroe silenciosamente, que repercute directamente en los objetivos de la empresa, en la satisfacción de los trabajadores, en el aumento de los conflictos internos, en la disminución de la productividad, en una alta rotación, en la inadaptación, en el ausentismo y en la baja innovación o creatividad, entre otros. Todo ello, incidirá de una forma negativa en los resultados económicos de la empresa, ya sea en el corto, mediano o largo plazo.
Desde la perspectiva de las motivaciones, un tema fundamental en las empresas es el de la conciliación entre vida personal, laboral y familiar. Desde este punto de vista, el reto de integrar la vida laboral, familiar y personal es un duelo muy importante para la gran mayoría de las personas trabajadoras. Aun existiendo notables diferencias entre individuos en lo que se refiere al tipo de ocupación, el estatus relacionado con éste, su etapa laboral o el salario; el reto de la conciliación hace un corte transversal a través de todos los niveles socioeconómicos, afectando además tanto a hombres como a mujeres.
Combinar vida laboral y familiar, es decir, gestionar los equipos para que las personas que los conforman puedan compatibilizar y disfrutar de ambas partes de su vida es una tarea delicada y costosa para los departamentos de RRHH. Sin embargo, no hay que olvidar que estamos hablando de ofrecer algo a los trabajadores con el objetivo de que la empresa obtenga un beneficio, la mejora de la productividad, de la motivación y del compromiso por parte del trabajador. Por ello, con un reparto bien diferenciado entre el tiempo de trabajo y el tiempo propio, la eficiencia mejora y la producción aumenta, por lo que en la cuenta de resultados de la empresa se verá reflejado de manera positiva.
Dicho lo cual, podemos concluir afirmando que la cultura organizacional es parte fundamental del funcionamiento de cualquier empresa y que, además, es percibida de una forma clara por sus empleados, lo que hace necesario que se tenga en cuenta y se saque provecho de ella, para no caer en el error de convertirla en un aspecto en contra de los resultados generales de la compañía. Es más, una cultura organizacional dinámica, clara y positiva, atraerá no sólo por sus beneficios sociales o incluso salariales, sino sobre todo porque genera bienestar y calidad de vida entre los colaboradores, aumentando el compromiso con la empresa y traduciéndose en mejores resultados para la compañía.
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05/09/2017. Daniel García, Consultor.